Huir de los pavos
Dos pavos silvestres estaban en el sendero. ¿Cuánto podré acercarme?, me pregunté. Caminé más lento hasta que me detuve. Funcionó. Los pavos caminaron hacia mí… y siguieron acercándose. En segundos, sus cabezas se balanceaban a mi lado, y luego, detrás de mí. ¿Tendrían el pico muy filoso? Hui corriendo. Finalmente, dejaron de perseguirme.
Cambio verdadero
Criado en un hogar turbulento de Londres, Claudio empezó a vender marihuana a los 15 años y heroína a los 25. Para ocultar sus actividades, se convirtió en mentor de jóvenes. Poco después, su supervisor, un creyente en Jesús, comenzó a hablarle, y Claudio quiso saber más. Tras asistir a un curso sobre la fe cristiana, «retó» a Cristo a entrar en su vida. «Sentí tanto su presencia afectuosa —dijo—. La gente vio un cambio en mí de inmediato. ¡Era el traficante de drogas más feliz del mundo!».
Corazón enojado
Guernica, la pintura política más importante de Pablo Picasso, fue un retrato modernista de la destrucción de un pequeño pueblo español en 1937 llamado así. Durante la revolución española y la preparación para la Segunda Guerra Mundial, las fuerzas nacionalistas de España permitieron que aviones alemanes nazis usaran el lugar para prácticas de bombardeos, cobrándose muchas vidas y atrayendo la atención de la comunidad mundial preocupada por la inmoralidad de atacar blancos civiles. La pintura captó el sentir del mundo y despertó el debate sobre la capacidad de la humanidad de destruirse unos a otros.
Preferir la compasión
Un video de percances en la nieve era el tema de un programa de televisión. Los videos caseros de personas que se lanzan con esquís desde el techo, chocan contra objetos en actividades acuáticas o patinan en el hielo hacen reír, tanto a la audiencia en el estudio como a los televidentes. La risa es más fuerte cuando el accidentado, por su insensatez, parece merecer lo sucedido.
Dios en los detalles
Había sido una semana terrible para Carlos y Carolina. A él lo habían hospitalizado porque sus ataques de epilepsia habían empeorado. En medio de la pandemia, sus hijos —cuatro hermanos adoptados— se habían vuelto más claustrofóbicos. Y como si fuera poco, Carolina no podía encontrar una comida decente en el refrigerador. Extrañamente, en ese momento, ansiaba comer zanahorias.
Razones para regocijarse
Cuando la Sra. Glenda entró en el área común de la iglesia, su alegría contagiosa inundó el lugar. Acababa de recuperarse de un difícil procedimiento médico. Mientras se acercaba para nuestro habitual saludo después de la reunión, di gracias a Dios por todas las veces que ella había llorado conmigo, me había corregido con delicadeza y dado ánimo. Incluso me había pedido perdón cuando pensó que había herido mis sentimientos. Siempre me invita a hablar con sinceridad sobre mis luchas y me recuerda que tenemos muchas razones para alabar a Dios.
No hay palabras
Tomás de Aquino fue uno de los defensores de la fe más célebres de la iglesia. Sin embargo, solo tres meses antes de su muerte, algo hizo que dejara sin terminar su Suma teológica, el enorme legado de la obra de su vida. Mientras reflexionaba en el cuerpo roto y la sangre derramada de su Salvador, Aquino declaró tener una visión que lo dejó sin palabras. Dijo: «No puedo escribir más. He visto cosas que hacen que mis escritos parezcan paja».
Dios habló
En 1876, el inventor Alexander Graham Bell habló las primeras palabras por un teléfono. Llamó a su asistente, Thomas Watson, diciendo: «Watson, ven. Quiero verte». De forma entrecortada y tenue, aunque comprensible, Watson oyó lo que había dicho Bell. Las primeras palabras de Bell demostraron que había comenzado un nuevo día para la comunicación humana.
La morada de Cristo
El predicador inglés F. B. Meyer usó el ejemplo de un huevo para ilustrar lo que llamaba «la profunda filosofía de la morada de Cristo». Señaló que la yema fecundada es un pequeño «germen de vida» que crece cada día, hasta que se forma el polluelo dentro de la cáscara. Asimismo, Jesús viene a vivir en nosotros por su Espíritu Santo, y nos transforma. Meyer dijo: «De ahora en más, Cristo va a crecer y aumentar, y absorber todo lo demás y ser formado en ti».
Señales de vida
Cuando a mi hija le regalaron un par de cangrejos domesticados, puso arena en una pecera para que pudieran trepar y cavar. También les proveyó agua, proteínas y vegetales para que se deleitaran comiendo. Parecían contentos, pero nos sorprendió cuando, un día, desaparecieron. Buscamos por todas partes. Por fin, nos enteramos de que probablemente estaban bajo la arena y que permanecerían allí durante dos meses mientras cambiaban el caparazón.